LA CULPA. VICTIMIZACION SECUNDARIA

Cuando vivíamos con nuestras parejas y se quebró la felicidad, pensábamos que la culpa era nuestra. Algo hacíamos mal, nos humillaba y pensábamos que era nuestra culpa y le fuimos perdonando una y otra vez. Cada vez la falta de respeto se crecía más y más se retoalimentaba él, pues seguimos perdonando lo que no entendíamos que hacíamos mal, pues nos seguíamos creyendo culpables en algo que ignorábamos.
Pero un día dijimos basta. Un día denunciamos. Y el fiscal y el juez, no vamos a decir su abogado (del que tuvimos que oir cosas inombrables y que las podemos seguir leyendo en sus escritos) nos acusaron a nosotras de ser culpables por no haber denunciado antes, por seguir entonces consintiendo o simplemente de habernos casado libremente con él.
Le condenan, intentas recobrar tu autoestima. Hay quebrantamientos de la orden de alejamiento. Vuelves a denunciar. Y de nuevo te consideran culpable. Se tardó tiempo en juzgar y le otorgan el atenuante muy cualificado de dilaciones indebidas. Te persigue de forma extenuante, pero es más listo que los demás y no le pillan. Sigues denunciando y vuelves a ser culpable. Te consideran que estás muy obsesionada con el tema, que pases página. Tu replicas que lo haces todos los días, pero que sigues con miedo, ya pusiste tierra por medio para evitar encontrarle, pero él compra una casa en la ciudad donde te has trasladado, eso sí en el límite de los metros que dice la orden de alejamiento.
Ahora además te sigue controlando con los hijos, las chicas del pef son sus aliadas. Que te olvides de los malos tratos a pesar de ser condenado penalmente. Ellas le consideran el padre ideal. Ejerce a la perfección de sociópata con ellas y te vuelven a considerar a tí culpable.
Sigue la guerra que te ha declarado por atreverte a denunciarle y comienza a batallar por los hijos. Tu sabes que no le importan, sólo quiere que tu, que eres culpable por haberle denunciado, pagues las consecuencias, y empiezan sus denuncias sobre el regimen de visitas que él quiere de otra forma, a su antojo. Y más juicios sobre la modificación, y resulta que a pesar de hiciste las pertinentes denuncias y fue condenado por maltratador y se aportan en los juicios, vuelves a ser culpable porque ya no quieren oir hablar de malos tratos sus señorías, y ahora pasas a ser culpable por tener malas relaciones interparentales (de un plumazo olvidan el calvario por el que aún sigues pasando) y hablan del más sagrado argumento de lo positivo que es para el menor la relación paterno-filial. Ahora eres tu la que te vuelves a considerar culpable porque creías ingenua que lo positivo era que el niño fuera feliz, que no tengas problemas para alimentarle, que sea educado en valores,
que reciba cariño...
Llega la hora de los resultados , de las estadísticas y te vuelven a considerar culpable. Los resultados son malos, pero ¿quién tiene la culpa? Ahora te acusan de que bajas la guardia, de que no eres consciente del peligro que corres, de que las instituciones funcionan, pero tu no eres colaboradora.
Y COMO ERES CULPABLE TIENES QUE RECIBIR UN CASTIGO , QUE EN OCASIONES PAGAS CON TU VIDA Y EN OTRAS CON LA DE TUS HIJOS[b]